Continuamos con nuestra serie de artículos sobre la reminiscencia y los beneficios que aporta a nuestros mayores, este tipo de terapia. Al igual que la semana pasada, en esta ocasión nos centraremos en los recuerdos que vuelven a la mente de nuestros ancianos residentes, trabajando con reminiscencia en nuestra residencia geriátrica en Asturias. Son los relatos de Valentina, Rosario y Mª Luisa, tal y como ellas mismas nos los han contado.
Ella tenía unos 12 años cuando tuvo que empezar a ganarse la vida, nos cuenta nuestra compañera Valentina Pérez. Por aquellos tiempos, empezó aprendiendo a coser con una modista de la Pola, llamada Isabel. Entre las dos cosían ropa de mujer, hasta que, desgraciadamente, estalló la Guerra Civil en el año 1936.
Después de todas las penurias que tuvo que pasar mientras duró la guerra, al finalizar la misma logró encontrar trabajo como acomodadora de cine en el teatro Cervantes. Es esta época, la que recuerda con mayor emoción ya que, gracias a su trabajo, podía ver todas las películas de estreno que había en aquellos momentos, así como disfrutar de obras de teatro de toda clase. Este trabajo le permitía estar al tanto de todo lo que hacían los actores y actrices más famosos de la época. Además, podía compaginarlo con su otra gran pasión, trabajar de costurera.
Gracias a ello, con el tiempo, pudo abrir su propio taller de costura, el cual fue aumentando poco a poco hasta llegar a tener a 4 chicas trabajando para ella, y otras tantas aprendiendo el oficio. Aún recuerda con cariño cuando celebraban su santo, San Valentín, con una fiesta en su casa, donde invitaba a las chicas a merendar.
Rosario López les cuenta a los terapeutas de la residencia geriátrica y a los demás ancianos, cómo ella y su marido tuvieron que trabajar muy duro para poder salir adelante. Él trabajaba en Solvay una mina que había en Lieres (Siero), mientras ellos dos vivían en Feleches, un pueblecito cerca de allí. Como a su marido le gustaba mucho el ganado, al salir de trabajar, todavía le queda tiempo para atender a sus animales, siempre con la ayuda de ella.
Mientras tanto, ella iba a trabajar todos los días a La Pola, a un puesto de pescado que tenía a medias con su hermana. Se tenía que levantar muy temprano para poder llegar desde Feleches, ya que el camino que tenía que recorrer a pie era muy largo, unos 5 km de ida y otros tantos de vuelta.
Rosario y su marido fueron muy felices el tiempo que estuvieron juntos. Durante su matrimonio tuvieron 2 hijos: Isabel y Gabriel, que les dieron 3 nietos. Desgraciadamente, su marido murió hace ya varios años. Hoy, ya bisabuela, disfruta con el más pequeño de la familia, “Ángel”.
Durante las sesiones de reminiscencia que celebramos en nuestra residencia geriátrica en Siero, es frecuente que los mayores recuerden ciertas festividades típicas de la zona y cómo disfrutaban de ellas cuando eran niños o adolescentes. Es el caso de María Luisa Iglesias, que nos relata cómo la maestra de su escuela le encargó llevar unos huevos, para poder pintarlos para la famosa fiesta de los “Güevos Pintos” de Pola de Siero.
Cuando llegó a casa su madre no estaba, así que ella misma cogió una olla y puso a cocer varios huevos. Luego se acercó a la casa de su amiga Marianita e hicieron lo mismo, juntando unos 8 huevos para luego ir a pintarlos al colegio. Pero antes de llegar a la escuela, empezaron a sentir hambre, así que se sentaron en un prado y empezaron comer huevo tras huevo, hasta que no quedó ni uno. Recuerda que su amiga comía las yemas y ella las claras que le gustaban más.
Como podéis imaginar, la reprimenda fue grande, cuando llegaron a la escuela con las manos vacías. Además la maestra se lo contó a sus madres, con lo que la regañina fue doble. Aún recuerda con cariño esa anécdota, sobre todo cuando en la Residencia pintamos huevos para exponerlos a familiares y amigos, durante la festividad de los “Güevos Pintos”.
Estos han sido algunos de los recuerdos que los residentes de nuestra residencia geriátrica en Asturias han querido compartir con todos nosotros, fruto del trabajo con reminiscencia que realizan los terapeutas de nuestro centro. Todavía nos quedan más relatos que os contaremos en el siguiente artículo.