Residencial Geriátrico – Pola de Siero
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Casos pr

Casos pr
21 junio, 2013

Después de explicar en artículos anteriores, en qué consistía la terapia de reminiscencia, hablar de los beneficios que podía aportar a la salud de nuestros ancianos, de ver la metodología que se sigue en cada sesión y cómo se trabaja con cada persona, hoy vamos a contaros algunos casos prácticos de sesiones de reminiscencia en nuestra residencia geriátrica en Siero. Marisol, Sara y Manuela, residentes de nuestro centro geriátrico, nos relatan las experiencias evocadas en nuestras sesiones.

A veces los recuerdos sobre sufrimiento y soledad prevalecen sobre otros más positivos. Ésto es lo que le pasó a nuestra amiga Marisol Fernández. Ella se acordaba de lo mal que lo había pasado en el hospital, no hace mucho tiempo, concretamente en febrero del año 2009. Tres meses entre la vida y la muerte. Treinta y un días en la UCI, en los que nadie daba un duro por ella.

Pero, gracias a Dios, poco a poco fue recuperándose y durante el tiempo que le quedó pasar en el hospital, fue conociendo a todas las enfermeras, con las que entabló una buena amistad. Ahora, cada vez que tiene que ir por allí a hacer una revisión, ellas le preguntan: “¿Qué tal Marisol?, ¿Todavía andas por aquí dando guerra?”, y Marisol les contesta: “Fíjate si seguiré dando guerra que vengo a invitaros a mi boda”.

Marisol Fernández - Residencial Santa Cecilia - Siero - Asturias

Marisol Fernández

El recuerdo sobre los progenitores y vivencias de la infancia también suelen estar presentes en nuestras sesiones de reminiscencia. Es el caso de Sara Fanjul, quien nos habló de su padre, de lo bueno que era, demasiado según ella, por eso lo metieron en la cárcel cuando Sara tenía 4 años. Eran otros tiempos.

Cuando venía ella no lo conocía y lloraba. Su padre la llamaba “mi niña pequeña” y “guapa” y le sonreía. Eso le gustaba, porque aunque era una persona seria, con ella se reía mucho. Él les contó que había hecho una cueva por debajo de la tierra cuando estaba en la cárcel, y que solo él sabía dónde estaba, pero nadie le creía, hasta que unos años después la descubrieron. En las paredes había dibujado distintas figuras de animales: perros, gatos y personas. Allí había representado a toda su familia para que estuvieran cerca de él.

Sara Fanjul - Residencial Santa Cecilia - Siero - Asturias

Sara Fanjul

También nos relata su infancia Manuela Fernández. Natural de un pueblecito de la provincia de Zamora, recuerda con cariño su niñez, rodeada de sus 8 hermanos. Un extensa familia en la que ella era la cuarta, la que cuidaba de su otra hermana Luz, mientras María hacía lo propio con ella. Todos vivían en una casa de campo muy grande con mucho ganado: una pareja de mulas para el campo que se llamaban “Morica” y “Mera”, además de gallinas, pollos y marranos de cría.

Un día, uno de sus hermanos decidió gastarles una broma y comenzó a llamarlas a ella y a su hermana, “Morica” y “Mera” como a las mulas. Poco a poco todo el mundo fue enterándose, hasta que en el pueblo ya no las llamaba por su nombre, sino que decían: “Ahí vienen las hermanas Morica y Mera”.

Manuela Fernández - Residencial Santa Cecilia - Siero - Asturias

Manuela Fernández

Estos han sido algunos de las vivencias y recuerdos que experimentaron nuestros mayores, gracias al trabajo de los terapeutas del centro, en las diferentes sesiones de reminiscencia en nuestra residencia geriátrica en Siero. En próximos artículos os relataremos algunas más.

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